“Basta ya”: este grito fue viral para hacer frente a la locura y barbarie del terrorismo de ETA en la España de los años 90 y 2000. Hoy deberíamos recuperarlo para parar la odiosa y condenable ola de atentados terroristas perpetrados en lugares de culto.
En marzo de 2019, el atentado contra mezquitas de Christchurch, Nueva Zelanda, conmocionó a la población mundial. El Secretario General de Naciones Unidas decidió elaborar un Plan de acción para la salvaguarda de los lugares de culto que se aprobó y lanzó en septiembre de 2019.
En el curso del año 2020, probablemente en buena parte por el impacto de la Covid-19, los atentados contra lugares de culto disminuyeron sustancialmente. Sin embargo, en el último trimestre de 2021, y muy particularmente tras la crisis afgana, estos se han vuelto a multiplicar.
La responsabilidad de proteger los lugares de culto descansa primariamente en los Estados Miembros de Naciones Unidas. Por su parte, el Plan de acción de Naciones Unidas para la salvaguarda de los lugares de culto contiene recomendaciones concretas dirigidas, entre otros, a los Estados miembros para prevenir, prepararse y responder de forma eficiente ante posibles ataques. En el caso concreto de Afganistán, la responsabilidad de salvaguardar los lugares de culto reposa esencialmente en los nuevos dirigentes talibanes. No obstante, ¿se puede limitar la respuesta de la comunidad internacional a permanecer con los brazos cruzados sin tomar ningún tipo de iniciativa y esperar a que cada viernes nos lleguen las imágenes trágicas de atentados suicidas en mezquitas chiís? En otras regiones del mundo como en el Sahel donde atentados contra lugares de culto en países como Burkina Faso o Níger tienen lugar desgraciadamente con cierta regularidad, ¿no debería constituir esta cuestión una prioridad en la agenda de la comunidad internacional con objeto de poner fin a los ataques contra fieles que solo desean ejercer su derecho a la libertad de manifestar su religión o creencia de forma colectiva en sus respectivos lugares de culto, un derecho recogido en el artículo 18 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos?
Parece que asistimos impotentes ante una estrategia de “los bárbaros” que conocen y saben explotar el significado y el impacto de estos actos criminales. Su clara voluntad es de aterrorizarnos con este tipo de actuaciones inhumanas. Es por esto que, como responsable de la puesta en práctica del Plan de acción de Naciones Unidas para la salvaguarda de los lugares de culto, hago un llamamiento urgente a todos los actores involucrados en la salvaguarda de los mismos: a los gobiernos, a los líderes religiosos, a las organizaciones religiosas, a la sociedad civil, a los jóvenes del mundo, a los medios de comunicación y a toda la gente de buena fe, para movilizarnos detrás de ese slogan de “basta ya de asesinar en los lugares de culto”.