“Creo en la unidad absoluta de Dios y, por lo tanto, de la humanidad. ¿Cuál es la diferencia que hace que tengamos diferentes cuerpos? Solo tenemos un alma. Los rayos del sol son muchos debido a la refracción. Pero todos ellos tienen la misma fuente ”
– Mahatma Gandhi

Esta cita de Mahatma Gandhi refleja la importancia de la religiosidad para la humanidad y la necesidad de proteger los lugares de culto. Estos lugares son representativos de la historia, del tejido social y de las tradiciones de las personas en todos los países y comunidades del mundo, y por tanto deben preservarse como lugares de paz y armonía donde los fieles se sientan seguros para practicar sus rituales.

El creciente número de ataques contra lugares de culto en los últimos años es un claro recordatorio de que ningún país y ninguna fe está a salvo de estos crímenes atroces. Los ataques y todos los actos de violencia contra lugares de culto y contra fieles deben ser condenados sin excepción. Es urgente que los gobiernos, líderes religiosos, sociedad civil, comunidades locales, medios de comunicación y el sector privado se unan e identifiquen las actuaciones que puedan ayudar a prevenir ataques contra lugares de culto y contribuir a garantizar la seguridad de los fieles para practicar sus rituales en paz. Es por todas estas razones que el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, me encomendó el mandato de elaborar un Plan de Acción para proteger los lugares de culto.

La Declaración Universal de los Derechos Humanos reconoce el derecho a la libertad de pensamiento, conciencia y religión, incluyendo el derecho de las personas y comunidades a expresar sus creencias a través de la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia.

Los textos religiosos son una fuente de mensajes convincentes sobre nuestra humanidad compartida y sobre la importancia del respeto mutuo. Por ejemplo, la Carta de Medina reconoce la diversidad y la libertad de culto y establece la base de una sociedad incluyente y pluralista en la que todas las personas puedan disfrutar de los mismos derechos y responsabilidades. La armonía, la cooperación y el entendimiento mutuo son el resultado del compromiso de los seres humanos con valores éticos.

Recientes iniciativas como la Declaración sobre la fraternidad humana por la paz mundial y la convivencia común, suscrita por Su Santidad el Papa Francisco y el Gran Imán de Al-Azhar en febrero de 2019, son un testimonio de la importancia que los líderes religiosos otorgan al reconocimiento y al respeto por el bien de la humanidad. La Declaración hace hincapié en el respeto mutuo, la tolerancia, la compasión y la paz, así como en el concepto de ciudadanía plena, que se basa en la igualdad de derechos y deberes, justicia y respeto.

Un componente importante del futuro Plan de acción para la protección de los lugares de culto es la elaboración de un mapa mundial de los lugares de culto. El objetivo es disponer de una herramienta interactiva online que servirá como recordatorio de la universalidad de los lugares de culto y contribuirá a fomentar el respeto y la comprensión de su profundo significado para las personas y las comunidades en todos los continentes.

En todo caso, la protección de los lugares de culto se inscribe en el marco más amplio del reforzamiento de los mecanismos de prevención. Es importante identificar estrategias preventivas que identifiquen y aborden las causas profundas que llevan a individuos y grupos a cometer ataques terroristas contra personas de otras religiones en sus lugares de culto.

En este contexto, se debe tener en cuenta la posibilidad de tender puentes a los grupos extremistas. Las experiencias a este respecto conducidas por líderes religiosos en Oriente Medio muestran que los miembros radicales de la sociedad están dispuestos a realizar un acercamiento si se las da el espacio suficiente.

Los líderes religiosos desempeñan un papel crucial en el fomento de la confianza y el diálogo, haciendo hincapié en la unidad, solidaridad y entendimiento mutuo, y ofreciendo narrativas positivas en respuesta al odio y la división.

Además de los actores religiosos, la sociedad civil, los jóvenes, las mujeres y las comunidades locales pueden desempeñar un papel crucial en la identificación de vulnerabilidades y potenciales amenazas para los lugares de culto. Asimismo, el fortalecimiento de la relación entre estos actores y los líderes religiosos a cargo de los lugares de culto puede fomentar la resiliencia de la comunidad.
Es crucial que las estrategias para prevenir el extremismo violento reconozcan y apoyen el papel de las mujeres. Las mujeres como líderes religiosas también tienen un papel importante que desempeñar para promover la diversidad, el diálogo, el respeto y el entendimiento mutuo.

La participación activa y continua de las comunidades locales en la prevención del extremismo violento asegurará que las estrategias preventivas tengan en cuenta las particularidades de cada contexto, las necesidades específicas de los beneficiarios y fomenten la cohesión social.

La promoción de programas educativos sobre la importancia y la protección de los lugares de culto puede tener un efecto positivo para ayudar a reconocer la dignidad y el derecho de los seres humanos a practicar su fe de forma segura y en paz, fomentar el diálogo y respetar y cuestionar la legitimidad de las ideologías extremistas. La intención del Líbano de establecer una academia que promueva la cultura de paz y los intercambios interreligiosos, puede ser un importante avance en este sentido.

Se debe proporcionar capacitación a los educadores para que comprendan las claves del extremismo violento, y los programas de educación pueden fomentar igualmente el diálogo interreligioso, la convivencia pacífica, la tolerancia y la comprensión mutua. Los programas de educación a nivel comunitario que involucran a jóvenes pueden ayudar a fomentar el respeto por los lugares de culto.

Los ataques terroristas contra lugares de culto enfatizan la importancia de abordar el impacto de la difusión de los discursos de odio por parte de individuos y grupos terroristas, particularmente en internet.

Por su parte, el Llamamiento a la Acción de Christchurch para eliminar el contenido terrorista y extremista violento en internet, firmado en París el 15 de mayo de 2019, contiene un firme compromiso por parte de los gobiernos y proveedores de servicios online de forma individual y colectiva para tomar acciones específicas en ese sentido. El Llamado a la Acción también reconoce el papel de la sociedad civil en el apoyo a los compromisos contenidos en este documento.

Los lugares de culto son especialmente vulnerables a los ataques debido a su accesibilidad y al hecho de que generalmente existen medidas de seguridad bastante limitadas. Los ataques dirigidos contra los fieles en los lugares de culto tienen un impacto político y contribuyen a difundir el mensaje de grupos e individuos extremistas violentos.

Lograr el equilibrio apropiado y razonable en cada contexto entre la introducción de protocolos de seguridad más estrictos y la preservación de la idiosincrasia de los lugares de culto presenta retos para los líderes religiosos y los fieles. Sin embargo, es importante reconocer que hay que reforzar las medidas de seguridad para garantizar una mejor protección de los lugares de culto contra posibles ataques. Las decisiones al respecto deben ser tomadas por los actores en juego en base a un análisis de cada caso que tenga en cuenta el contexto específico de cada lugar de culto.

La protección de los lugares de culto está siendo abordada por los estados miembros a través de gran variedad de marcos normativos e instrumentos políticos entre los que se incluyen estrategias de seguridad nacional.

El establecimiento de marcos normativos sólidos y de estrategias nacionales efectivas requiere un exhaustivo análisis de las potenciales amenazas, diseño de políticas que valoren los riesgos y amenazas, compartir información entre diferentes niveles de gobierno, así como intercambio de información y análisis entre autoridades y líderes religiosos.

Tengo la confianza de que el Plan de Acción para proteger los lugares de culto se traducirá en un aumento de la concienciación sobre el derecho a garantizar la seguridad de los lugares religiosos. Tenemos una responsabilidad colectiva para asegurar que todas las personas puedan ejercer su derecho a orar en un ambiente seguro y pacífico.